Con muy buen clima, hice los
primeros kilómetros en Serbia, entre montañas, afortunadamente sin grandes
subidas. Anteriormente, al cruzar una frontera, me pasaba de sentirme un poco
perdido, al menos durante las primeras horas del viaje por el nuevo país. Pero
esta vez ya no me sucedió. Creo que comienzo a acostumbrarme a no entender lo
que dice la gente, ni los carteles en la ruta, y eso me hace sentir con más
confianza para lo que viene. Sabiendo que seguirá siendo así, sólo tengo que
habituarme.
La primera parada fue para
almorzar en un área de descanso al costado de la ruta, donde tenía agua, y
sombra, para almorzar tranquilamente y luego seguir la ruta rumbo a Uzice, el
primer destino en Serbia. Allí paré en un hostel, y pude conocer y compartir
una excelente cena que prepararon un grupo de chinos que también se hospedaban
allí. Exquisita comida y buenas charlas con gente todas partes, como Serbia,
China, Rusia, o U.S.A.
Cena en Hostel de Uzice |
Desde allí hacia Kraljevo, con un
día largo de pedaleo, fueron unos 120 Km hasta esa ciudad, donde paré por un
par de días a descansar, y también hacer amigos. Kaljevo es una ciudad
tranquila, con un centro comercial con bastante movimiento.
Llegada a Kraljevo |
Allí pude conocer y
compartir muy buenos momentos junto a Bojana, Vojkan, Natalija y sus amigos.
Caminando a las afueras de Kraljevo, tuve la suerte de ver cómo un par de
campesinos destilaban Rakia, que es la bebida alcohólica más tradicional en
Serbia, y por supuesto me dieron a probar un poco.
Proceso de producción de Rakia |
Junto a amigos de Kraljevo, Vojkan, Nikola, Bojana y Natalija |
Siempre me sentí tan a gusto
entre ellos que no tenía ganas de irme. Tanto que un amigo de ellos me alcanzó
un mate, bombilla, y algo de yerba, como regalo. No podía creerlo. La mañana
que salí de Kraljevo desayuné con unos mates, y salí a pedalear con una sonrisa
y una felicidad enorme.
No salí de Kraljevo sin antes
sacarme una foto en frente a las oficinas de una empresa de ómnibus,
curiosamente llamada “maxibus”.
Desayuno con mates en Kraljevo |
Los siguientes días de pedaleo
seguí avanzando a buen ritmo. Esta parte sur de Serbia es bastante más plana, y
se hacía más sencillo pedalear por allí. Un paso por Krusevac, ahí me recibió
Zile, donde pude conocer a sus amigos, compartir unas cervezas y buenas charlas.
La mañana siguiente temprano en la ruta, una larga distancia para llegar a
Leskovac, mi próximo destino.
Un día normal de pedaleo, aunque por la tarde me
detengo en un pueblo a comprar comida en un almacén familiar, en Žitorađa
precisamente. Allí la familia Mladenovic, dueña del almacén, me invitó a tomar
un café, y charlamos por un buen tiempo. Hasta me invitaron a cenar y quedarme
allí, pero lamentablemente debía seguir hacia Leskovac y no pude parar mucho
tiempo más. Pero su gesto desinteresado, y su interés por mi viaje me hizo
sentir bien, y poco a poco fui notando que en general la gente aquí es muy hospitalaria
y siempre estaba dispuesta a abrirme sus puertas.
En Žitorađa, junto a la familia Mladenovic |
También sucedió así en Leskovac,
donde me recibió Ivan. Él es profesor de educación física, y hacía solo unas
semanas había regresado de su primer viaje en bicicleta por Europa, por lo que
pudimos intercambiar interesantes opiniones sobre nuestras experiencias en la
ruta. Tanto él como sus padres me brindaron todo lo necesario para poder
alimentarme y descansar placenteramente, antes de partir rumbo a Vranje, mi
última parada en Serbia.
En Leskovac, con la madre de Ivan, una genia |
Junto a Ivan, antes de comenzar la pedaleada |
Camino a Vranje, fue curioso
poder pedalear unos cuantos kilómetros por una autopista en construcción, sin
tráfico, sólo para mí, donde los operarios me permitieron circular, y fue muy
bueno, para poder evitar todo el tráfico que circulaba por una ruta secundaria muy
estrecha.
Camino a Vranje, toda una autopista sólo para mi |
Ya en Vranje me detuve a
descansar unos días, y conocí a Ivica, su familia y amigos. Es una ciudad
pequeña del sur de Serbia, con un ritmo de vida tranquilo, y donde tuve el
gusto de compartir unas horas de trabajo voluntario en lo que fuera un parque
muy tradicional de la ciudad. Ivica y sus amigos habían decidido trabajar por
su cuenta para volver a poner en valor aquel lugar, que se encontraba en
pésimas condiciones, muchas botellas, vidrios, yuyos, etc.
Entrando a Vranje |
Me llamó gratamente
la atención ver cómo estos chicos estaban allí trabajando desinteresadamente
sin más motivo que reconstruir un lugar en su ciudad, y devolver la posibilidad
a los vecinos de disfrutar un espacio de recreación, con unas vistas preciosas
de Vranje.
Los últimos kilómetros en Serbia,
los hice pedaleando por rutas secundarias, rumbo al sur, acercandomé a la
frontera con Macedonia. Tan secundaria era la ruta, que exactamente en el borde
entre ambos países, sólo había un cartel que me daba la bienvenida a Macedonia,
pero nada más. Para mi suerte, era temprano y tenía tiempo para deshacer unos
15 km y retomar por una autopista que esa vez sí, me situó frente a los
oficiales de la aduana, y unos metros más adelante me encontraba pedaleando por
un nuevo país, totalmente desconocido para mí. Macedonia.
Primera entrada fallida a Macedonia |
No hay comentarios:
Publicar un comentario