20 de agosto de 2018

Francia en bicicleta



Ingresé a Francia por Hendaia, el sábado 7 de julio de 2018. Sensaciones raras, la alegría de pisar un nuevo país, la primera frontera que cruzo en mi viaje. Pero también sé que la comunicación será un problema, no sé hablar en francés por lo tanto todo será distinto desde ahora.

Entrada a Francia por Hendaia
Sigo pedaleando por la costa rumbo a San Juan de Luz, compro algo de comida para la noche, y empiezo a buscar un sitio donde poder pasar la noche. Está la zona llena de campings, pero son realmente muy caros. Ninguno de ellos baja de 20 Euros, y ya estoy cansado de pedalear. Por esta noche no me queda otra que entrar a uno de ellos en Bidart, antes de Biarritz. Me duele pagar tanto por un camping, pero entiendo que de seguir pedaleando por la costa, todo será muy similar.

El siguiente día comienzo a pedalear hacia el interior, donde no haya tanto turista, y sea más simple encontrar lugar donde poner la carpa. Me encuentro con rutas planas, que van junto a un río, por las que puedo avanzar bastante bien.
A final del dia llego a Orthez, tras 93 km de pedaleada. En Orthez cargo mis botellas con agua, y a la salida del pueblo me meto en un campo que parecía abandonado. Aprovecho la tranquilidad del lugar para cocinar, cenar y dormir temprano. Al día siguiente, después de desayunar, cuando ya estaba juntándolo todo, aparece Chris, una muchacha que (en inglés) me comenta que vive allí, que me había visto llegar a través de una cámara de vigilancia, pero que no había ningún drama. En fin, nos despedimos, y seguí camino rumbo a Auch y Toulouse.

Acampada en Orthez

MANCIET - Es lunes 9 de Julio, 19 hs, todavía quedan unas tres horas de luz, pero ya llevo más de 90 km y empiezo a buscar un lugar donde pasar la noche. Llego a Manciet, un pequeño pueblo del interior de Francia. Lo primero es rellenar mis dos botellas con agua, suficientes para cocinar y bañarme. Pregunto a un joven en inglés, y gentilmente me da dos botellas de agua cerradas, ya que me comenta que el agua de la canilla no es buena para beber. Una buena.
Pero como no voy a bañarme con agua potable, sigo queriendo llenar otra botella con agua normal. Salgo del pueblo, y a 1 Km me detengo y entro a una granja con mi botella vacía.
-Bonjour! Saludo a la señora e intento pedirle agua. Ella entiende algo en español, pero poco después comenzamos a entendernos en inglés. Hablamos un poco sobre mi viaje, y les comento que busco un lugar donde poner la carpa y pasar la noche. Ella (Lilian) consulta con su esposo Robert, y aceptan que arme mi carpa en su patio. También me invitan a cenar con ellos y (si quería) a darme una ducha. Por supuesto accedí a todos sus ofrecimientos.

Acampando en Manciet
Cenamos, conversamos largamente acerca de nosotros, nuestros países, la vida en la granja, etc. Por momentos me siento como en casa de mis abuelos. Lilian me cuenta que Robert se levanta cada mañana muy temprano, y se va a trabajar a la granja, pero ella se queda más tiempo en la cama. Le preocupa los fuertes trabajos que hace en el campo a sus 77 años, pero entiende que la ocupación de su esposo es lo que le da vida y lo acepta así.
Por la mañana desayunamos juntos, nos tomamos unas fotos para el recuerdo, y me despido de ellos agradeciendo su gesto desinteresado de recibirme tan bien. Antes de irme, Lilian me regala un frasco de mermelada de frutillas que ella misma hizo, para que no pase hambre en la ruta.

Junto a Liliane y Robert, en Manciet
Los siguientes días de pedaleo fueron tranquilos, en rutas que siguieron siendo planas, pasando por entre los campos de la región, todos ellos sembrados con maíz, girasol, trigo, y también varios viñedos.



Llegué a Toulouse, donde esperaba encontrarme con Ivanna y Renzo, una pareja de uruguayos que me recibirían en su casa. Pero antes, al entrar a Toulouse, yendo por un carril bici me encontré con Martin, un francés que vivió en Argentina por un año, y que habla perfecto español. Como todavía es temprano, había tiempo para comprar unas cervezas e ir a tomarlas a la Daurade, una plaza que da al Rio Garona, con unas vistas muy lindas de Toulouse. Me despido de Martin, y por fin me encuentro con Ivanna y Renzo, con quienes compartí la cena, mientras veíamos la semifinal del Mundial entre Croacia e Inglaterra.

Con Martin, en Toulouse

Junto a Ivanna y Renzo, en Toulouse

Toulouse
Al día siguiente pude darme el lujo de tomar mate, después de más de un mes. ¡No pensé que lo extrañaba tanto! Y también conocí parte de Toulouse, una ciudad que me gustó mucho, y que está muy bien para andar en bici.
Desde Toulouse tomé el camino que va a Carcassonne, bordeando el Canal de Garona, una famosa ciclo-vía que va muy plana junto al canal, siempre con sombra y lo mejor de todo, sin autos. En Carcassonne pasé la noche junto a Natacha y Jean Marc, una pareja local que me recibió como en casa, a través de Warmshower.

Canal de Garona 

Junto a Natacha y Jean Marc, en Carcassonne

La Citte, Carcassonne

Pensaba desde allí seguir rumbo a Narbonne, hacia la costa mediterránea, pero en un mensaje de Facundo, desde La Pampa, me decía que su hermana vive en Castres, una ciudad a unos 80 km de Carcassonne, pero hacia el norte, dirección opuesta a mi ruta. Entonces fue que luego de contactarme con ella, Analia, decidí que el día siguiente iría a Castres.

Junto a Analia, en Castres
Ya en Castres, fui recibido por Analia. Estuve tan a gusto en su casa, que hasta pude hablar con mi familia por teléfono fijo, ya que a ella no le costaban esas llamadas. Además pudimos compartir las fiestas del Dia Nacional en Francia el 14 de Julio, y ver la Final entre Francia y Croacia en un estadio donde se juntó toda la ciudad a verlo.  Fue linda la experiencia de ver los festejos de un campeonato del mundo, aunque yo sinceramente hinchaba por Croacia.
Obvio que en casa de argentinos, no faltaron unas empanadas de carne, y así recargar energías para el dia siguiente.

En Castres, con amigos argentinos.
Desde Castres partí rumbo a Aubais, trayecto que me tomó dos días de pedaleo. En esos días pasé por una via verde que va desde Mazamet a Bedarieux, un camino que va junto a una ruta, pero con muchísima arboleda, casi siempre con sombra, y muchos túneles para cruzar. Un camino muy entretenido de unos 80 Km, muy recomendable.

Via Verde Mazamet - Bedarieux

Via Verde Mazamet - Bedarieux



Ya en Aubais, después de haber cumplido los primeros 2000 Km del viaje, llegué a casa de Nicolas, quien después de saludarnos me comenta que ese día es su cumpleaños. Y que estamos invitados a cenar en un campo con unas parejas de amigos de él. ¡Estoy de suerte! A las pocas horas me encontraba compartiendo la cena y charlas con gente local, muy hospitalarios, hecho que no hubiera podido imaginarme unas horas antes. Comienzo a disfrutar de esta clase de sorpresas que da el viaje conociendo nuevas personas que brindan a uno esas posibilidades.

Entrando a Aubais
Junto a Nicolas compartí un par de días en Aubais, fuimos hasta la costa donde me bañé por primera vez en el Mediterraneo, me mostró su huerta donde cultiva verduras para su propio consumo, y visitamos más amigos del pueblo. Me dejo un buen amigo en Aubais, que espero poder volver a ver en otras oportunidades, quién sabe dónde.

Con Nico, en Aubais
El siguiente destino fue Marsella, un trayecto que también me llevó dos días realizarlo. Salí de Aubais contento, no sabía dónde pasaría la noche, y sin una ruta ciertamente determinada, asique todas las posibilidades estaban abiertas. Al mediodía pasé por Arles, ciudad conocida por ser la inspiración para las obras de Van Gogh. Muchísimas galerías de arte por todas partes, y más turistas aun recorriéndolas.
Finalmente ese día pude encontrar un lugar tranquilo en un campo de olivos donde pasar la noche tranquilo.



Ya en Marsella, tuve la oportunidad de ser recibido por Aurora y Edgardo, una pareja franco-chilena, y recorrer con mi bicicleta parte de la ciudad. Fuera de la ciudad, fui hasta el Parque Nacional des Calanques, muy recomendable, con unas vistas increíbles del mar.

Marsella
Parque Nac. Les Calanques
Dejé Marsella atrás, y me dirigí hacia el Oeste, en dirección Nice. Antes tuve oportunidad de pasar una noche acampando junto al lago de Cárces, un lago artificial a unos 100 Km de Marsella. Y también de visitar en su casa a Lionel, en un pequeño pueblo del interior llamado Tourrettes, al que hay que subir una cuesta grande para llegar, pero que las vistas desde allí son grandiosas.

Lago de Carces
Junto a Lionel, en Tourrettes

Tourrettes, Francia
Llegué a Nice el 26 de Julio, pasando antes por Cannes. Pedalear por esa zona, casi siempre por ciclovias, y junto a la playa, sentía que era un lujo enorme que me estaba pudiendo dar.
En Nice me recibió Thomas, amigo de Martin (a quién conocí de casualidad en Toulouse). Él también había vivido en Argentina, y por supuesto que compartimos unos mates, antes de cenar. Sólo puedo agradecer a ambos toda su hospitalidad, para contactar y recibirme allí, Gracias Pibes!!

Mates con Thomas, en Nice
En Nice
Sólo quedaban unos kilómetros en Francia, no sin antes pasar por Montecarlo, en Monaco. Una mega ciudad, llena de edificios enormes, lujosos hoteles y autos, por donde yo no tenía mucho que ver, y que pasé rápido. La última ciudad costera en Francia fue Mentón, y unos kilómetros después, la frontera con Italia.




Tailandia,y mi contacto con el Budismo