8 de noviembre de 2019

Iran, y sus atractivos turísticos



Además de la inmensa hospitalidad del pueblo iraní, que posiblemente sea lo que más destaque de mi viaje a éste país, también tuve oportunidad de visitar algunos sitios turísticos marcados, que en principio uno no puede dejar de visitar si viaja a Iran. De todas maneras, siendo un país tan extenso, no todo es desierto, y hay mucha variedad de sitios a explorar (montañas, volcanes, lagos, islas, cuevas, mezquitas, ciudades antiguas, desiertos, etc).
Primeros km en Iran, con vistas a las montañas Armenias.

Un paisaje verde que no pensaba encontrar acá.
Pedalee los primeros días por unas montañas muy verdes con mucha vegetación, e impresionado ya que no esperaba ver esos paisajes en Iran. Después de pasar por Tabriz, una gran ciudad en el noroeste, me dirigí a Kandovan, denominada la “Capadocia Iraní”, una ciudad excavada en la montaña, con gran similitud a las ubicadas en el centro de Turquía. Pude dar un paseo caminando entre sus pasillos y escaleras, donde la gente aún sigue viviendo en esas casas.
Camino a Kandovan.

Kandovan, antigua ciudad de cuevas, aún habitada.


La siguiente parada fue unos días después, y 600 km más adelante, para visitar una cueva acuática, la más extensa del mundo de este tipo, según me contaron. La cueva de Ali Sadr, en la provincia de Hamedán. Fue realmente extraordinario. Ya había visitado otra cueva así en Grecia, pero esta fue diferente, más espectacular aún. El agua totalmente cristalina allí abajo, y toda la formación rocosa de la cueva, con una gran variedad de minerales, figuras y colores, me impresionó mucho. Además, se recorría la cueva en unos botes propulsados a pedal, y tuve oportunidad de pedalear también ahí. Definitivamente uno de los lugares más lindos e impensados donde he pedaleado.





Camino a Isfahan, una de las ciudades más turísticas de Iran, pasé por Hamedán, una importante ciudad del oeste del país, con grandes mercados y bazares, y famosa por su mausoleo de Avicena, médico y filósofo persa del Siglo X, considerado uno de los médicos más famosos e influyentes de todos los tiempos.

En Isfahan tuve oportunidad de visitar su Plaza Naqsh-e Jahan, sin dudas el punto más turístico de la ciudad. Un gran espacio abierto con mucho verde, mercados de artesanías, alfombras persas, cerámicas, etc. Pero sobre todo acompañada por dos increíbles mezquitas a sus costados, la Mezquita del Imán, y la Mezquita del Jeque Lotf Allah. Con una arquitectura y unos diseños increibles, su decoración con cerámicos en sus fachadas son dignas de admiración, y fue un placer solamente sentarme frente a ellas y observar por varios minutos. También el atardecer desde el Puente Si-o-se Pol, del Siglo XV, donde mucha gente se acercaba al atardecer para refrescarse en el río.

Las panaderias siempre muy activas en todo el país.

Plaza central de Hamedán

Mucho ajedrez y backgamon en los parques. Aunque sólo los hombres jugaban.

En Khorramabad, camino a Isfahan
Mezquita del Imán, en Isfahan.

Isfahan

Plaza Naqsh-e Jahan, Isfahan.


Siguiendo un poco la ruta turística de lo que uno no debe perderse en Iran, visité sin la bicicleta, rumbo norte, las ciudades de Kashan y la capital, Teherán. Vale decir que también moverse en colectivo en Iran fue extremadamente barato y sencillo.

Kashan fue también una sorpresa, una ciudad muy distinta a todo lo que había visto antes. La parte antigua de la ciudad, en su mayoría casas de adobe, entre calles o pasillos estrechos. Por supuesto había algunas mezquitas a visitar, pero lo mejor fue su bazar cubierto, también de adobe, con unas formas muy particulares. Pagando una pequeña suma, pude subir al techo del bazar, y observar la ciudad desde arriba. Los relatos históricos cuentan que desde allí, Kashan, fue el punto de partida de los reyes magos, camino a Belén. También, hubo estudios arqueológicos que revelaron que esa fue una de las primeras civilizaciones de la Prehistoria, hace algo más de 7000 años.
Cúpula del antiguo bazar de Kashan.

Bazar en Kashan.

Siempre fue facil y económico viajar en colectivo en Iran.
En Teherán, algo interesante que pude visitar fue el edificio de la ex embajada de EE.UU., que hoy día funciona como un museo. Esta embajada fue tomada en su día por unos 500 estudiantes iraníes en 1979, un hecho sin precedentes, y dió comienzo a las conflictivas relaciones entre ambos países, y que hoy siguen más vigentes que nunca. Al parecer, la embajada era el centro de espionaje más grande de EE.UU. en Medio Oriente. Antes de que los estudiantes entraran, los funcionarios americanos intentaron destruir toda cuanta evidencia pudiesen, pero no hubo tiempo suficiente. Más de 50 funcionarios y diplomáticos fueron secuestrados allí por 444 días. Fue este un paso más para instalar la República Islámica de Iran, como se la conoce hoy en día, y romper definitivamente relaciones con Norteamérica.

Antigua Embajada de EEUU en Teheran

Elementos de espionaje usados hasta 1979 por los americanos.
Pedaleando desde Isfahan a Shiraz, de camino me desvié a conocer Persépolis, la antigua capital del Imperio Persa, actualmente en ruinas, pero muy bien conservadas. Curiosamente, pude acampar muy cerca de las ruinas, a escasos 200 mts de las mismas.

Pude saber que comenzó a construirse en el Siglo VI a.C., y que alrededor del 331 a.C. Alejandro Magno se encargó de quemarla y destruirla, y conquistar el Imperio. Las Ruinas conservan muchas esculturas y escrituras sobre la piedra, y muestran los vestigios de la que fuera el principal centro administrativo y político Persa.
Camino a Shiraz.

Ruinas de Persepolis, antigua capital del Imperio Persa.


Ya en Shiraz, fui recibido por Homayoon y su familia, quienes se encargaron de que viera todo lo que ésta ciudad tiene para ofrecer al turista. Visitas a las mezquitas más grandes e importantes de la ciudad, el gran bazar lleno de tiendas de lo más variadas, y unos parques bellísimos para caminar y relajarse.

Una de las visitas fuera de la ciudad fue a Pasargad, tumba de Ciro “El Grande”, fundador del Imperio Persa. Una tumba que la verdad no era tan impresionante, pero que noté que para ellos representaba mucho.
Mezquita Rosa, una de las más lindas e importantes de Shiraz.








Mi último destino a visitar en Iran fue Yazd, donde volví a reencontrarme con Amir, un ciclista local a quien había conocido unas semanas antes en la ruta. Yazd, una ciudad en medio del desierto, con unas mezquitas y cúpulas llamativas de azulejos azules o turquesas, muy bonitas. También había allí uno de los pocos templos de fuego zoroastrianos activos en el país, la primera religión monoteísta de la historia, fundada por un iraní, Zoroastro.








Recorriendo durante casi 2 meses éste país, pareció para mí uno de los destinos ideales para viajar, y especialmente en bicicleta, por varios factores.

Primero, la gran amabilidad de su gente, siempre dispuesta a dar una mano -especialmente al verte pedaleando y cansado-, y demostrando que es un país muy seguro para viajar,
Segundo, la gran facilidad para acampar en sus parques públicos, siempre con baños y agua disponbles, siempre y cuando no me invitara alguien a ir a su casa,
Tercero, por lo económico que fue moverse y comer. La gran devaluación del Rial Iraní en los últimos años volvió todo extremadamente barato para los extrajeros, tanto comida, transporte, y en menor medida la hostelería,
Cuarto, por la riquísima cultura iraní, totalmente diverso a lo que uno conoce. Otras comidas, tradiciones, religiones. Además de su historia tan abundante, con monumentos, mezquitas o ciudades antiguas por visitar,
Y quinto, por toda su naturaleza. Tiene tantísimo por visitar, desde playas en el Mar Caspio, o al sur en el Golfo Pérsico, islas, montañas, volcanes en el norte, desiertos, muchísimo para ver y explorar, pero que se necesitaría más tiempo para verlo todo.

En fin, que me llevo de Iran unos recuerdos hermosos, especialmente de toda la gente que me crucé y con quienes compartí. Es un destino sin dudas altamente recomendable a visitar, totalmente seguro, y donde su gente todo el tiempo muestra su aprecio por verte ahí en su país.



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