Mi primer dia en Navarra fue corto, ingresé por Garde, bien entrada la tarde, y pasando el pueblo siguiente, Roncal, pude acampar junto a la ruta, a las afueras del pueblo. Desde allí, hasta Pamplona en un día de pedaleo de 127 kilómetros, que fueron demasiados para mi, pero que igualmente los hice. Pero ya aprendiendo y tomando precaución para el futuro, de que esa cantidad de kilómetros son muchos para mi y debería evitar hacer tanta distancia en solo un día.
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Primeros metros en Navarra |
Pamplona, una ciudad grande a la que me costó entrar, pero que con el tiempo
iría entendiendo que eso de entrar en las ciudades con la bicicleta no es tarea
fácil. Por fortuna, me recibieron esa noche en su casa Imanol y Ainhoa, una
pareja muy amable con quien compartí la cena, y al día siguiente tuve
oportunidad de conocer el lugar de trabajo de Imanol, una cooperativa de
trabajo llamada Katatrak, que administra una librería y editorial de libros.
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Con Imanol, en las instalaciones de Katatrak |
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Pamplona |
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Pamplona |
El siguiente destino sería
Vitoria Gasteiz. Salí por la tarde de Pamplona, sin saber ciertamente donde pasar la noche, pero por suerte dí con un albergue para peregrinos del
Camino de Santiago, de Puente la Reina, a unos 35 km de Pamplona. Un albergue muy bien puesto, muy cómodo
para pasar la noche, sobre todo cuando costó solo 5 euros. Así que jornada corta, y con toda la motivación de llegar la otro día a Vitoria, donde visitaría a muchos amigos.
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Albergue para peregrinos, en Puente la Reina, Navarra |
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Camino a Vitoria Gasteiz |
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Camino a Vitoria Gasteiz |
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Iglesia de Armentia, en Vitoria |
Y en Vitoria Gasteiz otros días
de los grandes. Fui recibido allí por mis amigos Zuriñe y Natxo, pareja de
cicloviarejos que había conocido en Ushuaia hace algo mas de un año, quienes me hicieron sentir muy a gusto
en su casa. Compartimos incontables cañas y zuritos (cervezas), conocí también
a algunos de sus amigos. De esas amistades que quedan para siempre y que uno sabe
que volverá a cruzarse en el futuro.
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Junto a Zuriñe, y Natxo, en Vitoria |
También un día de mucha felicidad fue
poder conocer Mendizorrotza, estadio del Deportivo Alavés, club del que soy
hincha hace años, y que gracias a la gestión de Josu (aficionado del Club) y a
gente del Club, pudo hacerse realidad. Digo que me sentí lleno sin haber comido, sentí todo el afecto de parte de aficionados del Club, y salí de allí tan contento como si fuera un chico en un parque de atracciones. Me sentí un afortunado al poder recorrer todos los rincones del estadio, un día que no se me olvidará nunca.
También tuve oportunidad de compartir un programa radial con hinchas del Alavés, que muy gentilmente me invitaron a participar, donde me lo pasé muy bien, hablando un poco sobre mí, y mi afición por el Deportivo Alavés.
Junto a los Amigos alavesistas
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Sueño cumplido, pisando Mendizorrotza |
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En la primer conferencia de prensa |
Con las pilas ya cargadas, y
lleno de amigos que me dejé en Vitoria, marché rumbo a Bilbao, donde alcancé
los primeros 1000 Km del viaje. Camino a Bilbao tuve mi bautismo viajando con lluvia, pedaleé algunos kilómetros bajo lluvia, y en cuanto pude me refugié, en un pueblo llamado Orozco. Una hora despues la lluvia paró y pude continuar la ruta. Bilbao me pareció una ciudad muy agradable para visitar, grandes
parques muy verdes, llena de bares y con la ría y el museo Guggenheim como grandes
iconos a visitar.
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Rumbo a Bilbao |
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Pedaleando entre caseríos vascos |
En Bilbao paré en casa de
Alfonso, una persona muy amable que contacté por Couchsurfing, con el que tuve
oportunidad de conocer Getxo y Castro Urdiales. Dos ciudades de la costa vasca y cantábrica (respectivamente) que no
hubiese conocido yendo en la bicicleta, y donde tuve oportunidad de probar buenos pintxos vascos.
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Recorriendo Bilbao |
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Museo Guggenheim en Bilbao |
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Con Alfonso, en Getxo |
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Pintxos en un bar de Getxo |
Dejé Bilbao el domingo 1 de
julio, y la idea era visitar la costa vasca, que muchos amigos me habían recomendado mucho. La idea era ir rumbo a Bakio, Gaztelugatxe,
Bermeo, Gernika, Lekeitio, Ondarroa, Zumaia, Getaria, Zarauz, y finalmente
Donostia. En su mayoria pequeños pueblos de gran tradición pesquera, que cuentan con sus puertos llenos de embarcaciones, y también playas donde poder bañarse tranquilamente. Me toma tres días hacer esta ruta, que fue muy satisfactoria, aunque con bastantes subidas y bajadas. Unos
lugares increíbles, y la gente allí siempre muy amable.
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Puerto de Bermeo |
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Mercado de productores locales, en Gernika |
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Conociendo San Juan de Gaztelugatxe |
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Comenzando a bajar desde Gaztelugatxe a Bermeo
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En Murueta, antes de llegar a
Gernika, encontré un sitio excelente donde acampar. Era un caserío abandonado,
con techo, pero sin paredes, que fue ideal como refugio, todavía
más ya que esa noche llovió bastante y estuve a resguardo.
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Cocinando la cena, en Murueta, Pais Vasco |
La siguiente noche
la pasé en un camping en Mutriku, con vistas al Mar, y por ultimo llegué a
Donosti el martes 3 de julio por la tarde, luego de pasar por pueblos como Zumaia, Getaria o Zarautz, todos con vistas muy lindas de la playa y muy concurridas por turistas en esta época del año.
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Camping en Mutriku, con vista al Mar Cantábrico |
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Increíbles vistas en Zumaia |
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Recien llegado a Donosti - San Sebastian |
Allí en Donosti me recibió una
familia excelente. Iñaki Pagola y Garbiñe Guruceaga, dos viajeros de bicicleta
tándem, una pareja súper simpática y amable, que me recibieron como a uno más
de su familia. Pude conocer a sus hijas Olatz y Olaia, y también a parte de su
familia y amigos. El 4 de julio fue el cumpleaños de Iñaki, por lo que me
invitaron a compartir un almuerzo con ellos, donde comí muy bien (cochinillo,
especialidad de la casa), y me lo pasé mejor aún.
Pude compartir excelentes momentos con ellos y sus cuadrillas de amigos, todo el tiempo me sentía uno más entre
ellos, uno más de “El Antiguo”, su barrio de siempre. Hasta pronto lagunak (amigos)!!! Mila Ezker denoi!
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En el cumple de Iñaki, con mi familia adoptiva en Donosti |
Dejé Donosti sin ganas de
marcharme, pero también con ganas de volver algún día, es una ciudad muy bonita
para visitar y para vivir, por lo que espero volver. También por supuesto
espero volver a ver pronto a Iñaki, Garbiñe y sus hijas, en Donosti o en la ruta.
Desde Donosti me dirigí hacia Pasaia, donde una pequeña embarcación te cruza por un canal, y de ahi a Jaizkibel, un puerto de montaña duro pero muy lindo para pedalear, sobre todo si el clima acompaña, como afortunadamente me sucedió.
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Pasaia, Gipuzkoa |
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Puerto de Jaizkibel |
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Puerto de Jaizkibel |
El viaje por España y Euskalherria llegó a su fin, con unos 1200 Kilómetros pedaleados, y un montón de amistades que me llevo conmigo. Varias sensaciones encontradas, muchas ganas de volver pronto a Euskadi, la satisfacción de poder notar que me encuentro bien con la bicicleta, y que poco a poco voy pudiendo resolver los problemas de la ruta como lluvias, problemas mecánicos, la alimentación, etc.