El mediodía del 24 de Septiembre
crucé la frontera hacia Turquia, con un dia soleado, sin viento, y un
sentimiento de euforia y alegría por estar en un nuevo país, y cada vez más
cerca de mi primer gran destino en el viaje, Estambul.
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Entrada a Turquia |
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Bienvenido a Turquia |
La ruta cambia automáticamente, y
puedo pedalear sin problemas por una generosa banquina, lo que me ayuda a
avanzar más tranquilamente. Los días siguientes me tocó mucho viento y frio, y
francamente ya no veía la hora de llegar a Estambul. Por lo que decidí que al
llegar a la siguiente ciudad, Corlu, tomaría un tren directamente a Estambul,
unos 100 Km de distancia. Además evitaba así buena parte del caos de ingresar a
la ciudad pedaleando.
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Estacion de trenes en Corlu |
En Corlu fui muy bien recibido
por Serafettin y su familia. Era la primera familia Turca con quienes
compartía, y ya comenzaba a entender algunas de sus costumbres y hábitos.
Serafettin es un conocido geólogo de la ciudad, y había sido invitado a una
escuela a compartir sus saberes con los alumnos. Él me invitó a acompañarlo y
poder hablar un poco con los alumnos y profesores sobre mí y mi viaje, por
supuesto que accedí y fue muy lindo compartir con ellos mientras aprendían y se
sorprendían tanto como yo, al ver los metales que Serafettin había llevado.
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Alumnos ansiosos por escuchar a Serafettin |
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Serafettin y sus metales preciosos |
Tambien en Corlu tuve oportunidad
de conocer a varios amigos de Serafettin, y cada uno de ellos me trató como un
rey, sin dudas empiezo a notar que los turcos son buenos anfitriones.
Invitaciones a almorzar, a tomar el infaltable cay -o té turco-, mientras compartimos
buenas charlas. Comienzo también a notar como la religión está presente en su vida
diaria, un día viernes acompañe a Serafettin y un amigo a la oración en una
mezquita, aunque yo los esperé afuera. El viernes es un día especial para los
musulmanes, ya que el Corán les exhorta ese día a la oración colectiva en una
mezquita, y era asombroso la cantidad de gente que se movilizaba a orar
mientras se escuchaba el clásico llamado a la oración por los parlantes de las mezquitas cercanas.
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Con amigos en Corlu |
Como lo había decidido, tomé un
tren desde Corlu a Estambul, y en un par de horas ya estaba en la estación de
destino. De todas maneras no fue posible evitar el caos en Estambul, y tuve que
pedalear entre el tráfico unos 25 Km hasta la casa de mi anfitrión, Emrah.
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Recien llegado a Estambul |
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El transito en Estambul, siempre un caos |
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Con Emrah, en Estambul |
Él
también tiene bicicleta y le gusta pedalear, por lo que mi primer día en
Estambul fue un excelente guía mientras pedaleamos parte de la ciudad. Incluso me
ayudó a reparar un pinchazo, cuando yo como buen novato había salido sin ninguna herramienta, y
él estaba preparado con todo lo necesario para emparchar y seguir. Me salvó.
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Mesquita de Suleyman, la más grande en Estambul |
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Mesquita de Suleyman, la más grande en Estambul |
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Pinchazo en el medio de Estambul |
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Grande Emrah, me salvaste! |
Pero sólo pedaleando un poco, me
daba cuenta que en verdad era una ciudad enorme, con muchísima historia, y
valía la pena pararse y recorrerla con algo de tiempo. Por lo que pasé un par
de semanas en Estambul, intentando conocer tanto como pudiera. La enorme
cantidad de mezquitas impresiona, su construcción y arquitectura. También un
parque como Yildiz Park, que era usado como espacio de recreación por los
Sultanes del Imperio Otomano, con un diseño de sus jardines que da que pensar
toda la ostentación y el poder que tenían.
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Yildiz Park, Estambul |
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Mezquita de Haga Sofia en Estambul |
El mismo Bósforo es una atracción
por sí mismo, el canal que une ambas partes de la ciudad, la ubicada en lado
Europeo, y la parte Asiática. Siempre llena de barcos y ferrys transitándolo en
todas direcciones, era siempre lindo acercarse a contemplarlo con tiempo viendo
tantas embarcaciones, e incontables pescadores a toda hora del día en procura
de pescar tanto como pudiesen, y siempre con un té en una mano.
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Bosforo de Estambul |
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Bosforo de Estambul |
Entre otras de las atracciones
que visité en Estambul, fue el Gran Bazar, un edificio del Siglo XV, con más de
4000 tiendas, donde se puede encontrar de todo, desde comidas, especias, ropas,
joyas, alfombras, lo que uno se imagine.
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Gran Bazar de Estambul |
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Té y especias de todos tipo y variedad |
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Exquisitos Baklava y delicias turcas |
Nunca es suficiente el tiempo
para recorrer una ciudad como ésta, que fue capital de imperios como el
Bizantino, Romano u Otomano. Pero en las dos semanas que pasé, pude conocer
bastante, y sin dudas es una ciudad a la que siempre quisiera volver.
Durante esos días también contacté
con un tambo a pocos kilómetros de Estambul, con la intención de ir a hacer un
voluntariado durante un par de semanas, donde poder aprender un poco sobre esta industria, y darle descanso a la bicicleta. Dejé mi bicicleta en Estambul en casa
de un amigo de couchsurfing, y me tomé un colectivo hacia allí. Desde el comienzo me
encontré muy bien, haciendo amigos con otros voluntarios y también conociendo
al equipo que trabajaba allí establemente.
Todos los días se hacían dos turnos
de ordeñe, a las 5:30 o a las 16:00 hs, y tocaba participar en alguno de ellos,
también ayudar en la alimentación de los animales, la limpieza general del lugar, entre otras. Fue una
experiencia de tres semanas muy completa y donde pude compartir y aprender
mucho, un intercambio que valió muchisimo la pena. Aunque los últimos días ya extrañaba estar en movimiento y pedaleando, por lo que apuré mi
regreso a Estambul.
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Tiempo de ordeñar |
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Con Yazgi, Omer y Josh, nuevos amigos en el tambo |
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Con Aysun, la dueña del tambo |
El 6 de noviembre por la mañana
tomé el micro de vuelta a la ciudad, me reencontré con la bicicleta, terminé de
acomodar todo el equipaje, dejando todo listo para recomenzar la ruta al día
siguiente. La idea era la de atravesar Turquía pedaleando hacia el Este, unos
2000 Km aproximadamente, y siendo que era noviembre y el frio estaba llegando, ya imaginaba que
sería una etapa más dura que de lo normal, pero quería hacer el intento.
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La bicicleta esperó así en Estambul |